jueves, 21 de junio de 2007

CONVENCION DE GINEBRA


La Convención de Refugiados de 1951 La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 consituye la fundación de la protección internacional de los refugiados. La Convención define quién es un refugiado y establece una serie de derechos de los refugiados además de las obligaciones de los Estados. El Protocolo de 1967 removió las restricciones geograficas y temporales de la Convención.
PARA CONSULTAR EL TEXTO COMPLETO, DIRIGIRSE AL SIGUIENTE LINK:

www.acnur.org/biblioteca/pdf/0005.pdf

NOTICIAS EN EL MUNDO SOBRE REFUGIADOS



El número de refugiados en el mundo aumenta por vez primera en cinco años, según ACNURGran parte de este incremento se explica por la crisis en Irak 19 de junio de 2007
Los datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) indican que, por primera vez en cinco años, durante 2006 aumentó el número de refugiados en el mundo. La crisis en Irak ha sido en gran parte la causante de este comportamiento.
El número de refugiados que están cubiertos por este organismo humanitario alcanzó los 10 millones, lo que supuso la cifra más alta desde 2002, según el informe sobre las "Tendencias Mundiales en 2006", divulgado en Ginebra. Además se registró un "fuerte aumento" en otras categorías de personas comprendidas en diferentes aspectos de la misión de ACNUR, aunque la agencia atribuyó también este aumento a la mejora de su sistema de registro y a estadísticas más exactas.
El incremento en el número de refugiados se debe en gran medida a la situación de violencia en Irak, que hasta finales de 2006 había forzado a 1,5 millones de iraquíes a huir a otros países de la región, principalmente a Siria y Jordania, según el informe, que detalla que el grupo más importante de refugiados bajo su mandato durante el año pasado fue de afganos, que totalizaron 2,1 millones, seguido de iraquíes (1,5 millones), sudaneses (686.000), somalíes (460.000) y refugiados originarios de la República Democrática del Congo y de Burundi, con unos 400.000 cada uno. Las cifras de ACNUR no incluyen a los 4,3 millones de refugiados palestinos, quienes dependen del mandato de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
"Mientras el número de personas desarraigadas por la persecución, la intolerancia y la violencia en el mundo aumenta, nosotros debemos enfrentar los desafíos y las demandas de un mundo en transformación", aseguró el alto comisionado, Antonio Guterres, al referirse a estos datos.

http://www.consumer.es/web/es/solidaridad/2007/06/19/163951.php?print=true

MENSAJE DE BENEDICTO XVI


MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
PARA LA XCIII JORNADA MUNDIAL DEL EMIGRANTE Y EL REFUGIADO (2007)

"La familia migrante"


¡Queridos hermanos y hermanas!

Con ocasión de la próxima Jornada Mundial del emigrante y el refugiado, con la mirada puesta en la Santa Familia de Nazaret, icono de todas las familias, querría invitarlos a reflexionar sobre la situación de la familia emigrante. El evangelista Mateo narra que, poco tiempo después del nacimiento de Jesús, José se vio obligado a salir de noche hacia Egipto llevando consigo al niño y a su madre, para huir de la persecución del rey Herodes (cfr Mt 2, 13-15). Comentando esta página evangélica, mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Papa Pío XII, escribió en 1952: “La familia de Nazaret en exilio, Jesús, María y José, emigrantes en Egipto y allí refugiados para sustraerse a la ira de un rey impío, son el modelo, el ejemplo y el consuelo de los emigrantes y peregrinos de cada época y País, de todos los prófugos de cualquier condición que, acuciados por las persecuciones o por la necesidad, se ven obligados a abandonar la patria, la amada familia y los amigos entrañables para dirigirse a tierras extranjeras” (Exsul familia, AAS 44, 1952, 649). En el drama de la Familia de Nazaret, obligada a refugiarse en Egipto, percibimos la dolorosa condición de todos los emigrantes, especialmente de los refugiados, de los desterrados, de los evacuados, de los prófugos, de los perseguidos. Percibimos las dificultades de cada familia emigrante, las penurias, las humillaciones, la estrechez y la fragilidad de millones y millones de emigrantes, prófugos y refugiados. La Familia de Nazaret refleja la imagen de Dios custodiada en el corazón de cada familia humana, si bien desfigurada y debilitada por la emigración.

El tema de la próxima Jornada Mundial del emigrante y el refugiado –La familia emigrante– se sitúa en continuidad con los del 1980, 1986 y 1993, y pretende acentuar ulteriormente el compromiso de la Iglesia no sólo a favor del individuo emigrante, sino también de su familia, lugar y recurso de la cultura de la vida y principio de integración de valores. Muchas son las dificultades que encuentra la familia del emigrante. La lejanía de sus componentes y la frustrada reunificación son a menudo ocasión de ruptura de los vínculos originarios. Se establecen nuevas relaciones y nacen nuevos afectos; se olvida el pasado y los propios deberes, puestos a dura prueba por la distancia y la soledad. Si no se garantiza a la familia inmigrada una real posibilidad de inserción y participación, es difícil prever su desarrollo armónico. La Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, entrada en vigencia el 1 de julio de 2003, pretende tutelar los trabajadores y trabajadoras emigrantes y los miembros de las respectivas familias. Se reconoce, por tanto, el valor de la familia también en lo que atañe a la emigración, fenómeno ahora estructural de nuestras sociedades. La Iglesia anima la ratificación de los instrumentos legales internacionales propuestos para defender los derechos de los emigrantes, de los refugiados y de sus familias, y ofrece, en varias de sus Instituciones y Asociaciones, aquella advocacy que se hace cada vez más necesaria. Se han abierto, para tal fin, centros de escucha para emigrantes, casas para su acogida, oficinas de servicios para las personas y las familias, y se han puesto en marcha otras iniciativas para satisfacer las crecientes exigencias en este campo.

Actualmente, se está trabajando mucho por la integración de las familias de los inmigrantes, no obstante quede aún tanto por hacer. Existen dificultades efectivas relacionadas con algunos “mecanismos de defensa” de la primera generación inmigrada, que pueden llegar a constituir un obstáculo para una subsiguiente maduración de los jóvenes de la segunda generación. Es por tanto necesario predisponer acciones legislativas, jurídicas y sociales para facilitar dicha integración. En estos últimos tiempos ha aumentado el número de mujeres que abandonan el País de origen en busca de mejores condiciones de vida, en pos de perspectivas profesionales más alentadoras. Pero no son pocas las mujeres que terminan siendo víctimas del tráfico de seres humanos y de la prostitución. En las reunificaciones familiares las asistentes sociales, en particular las religiosas, pueden llevar a cabo un beneficioso servicio de mediación, digno de una creciente valorización.

En cuanto al tema de la integración de las familias de los inmigrantes, siento el deber de llamar la atención sobre las familias de los refugiados, cuyas condiciones parecen empeorar con respecto al pasado, también por lo que atañe a la reunificación de los núcleos familiares. En los territorios destinados a su acogida, junto a las dificultades logísticas, y personales, asociadas a los traumas y el estrés emocional por las trágicas experiencias vividas, a veces se suma el riesgo de la implicación de mujeres y niños en la explotación sexual como mecanismo de supervivencia. En estos casos, es necesaria una atenta presencia pastoral que, además de prestar asistencia capaz de aliviar las heridas del corazón, ofrezca por parte de la comunidad cristiana un apoyo capaz de restablecer la cultura del respeto y redescubrir el verdadero valor del amor. Es preciso animar, a todo aquel que está destruido interiormente, a recuperar la confianza en sí mismo. Es necesario, en fin, comprometerse para garantizar los derechos y la dignidad de las familias, y asegurarles un alojamiento conforme a sus exigencias. A los refugiados se les pide que cultiven una actitud abierta y positiva hacia la sociedad que los acoge, manteniendo una disponibilidad activa a las propuestas de participación para construir juntos una comunidad integrada, que sea “casa común” de todos.

Entre los emigrantes existe una categoría que debemos considerar de forma especial: los estudiantes de otros Países, que se hallan lejos de su hogar, sin un adecuado conocimiento del idioma, a veces carentes de amistades, y a menudo dotados con becas insuficientes. Su condición se agrava cuando se trata de estudiantes casados. Con sus Instituciones, la Iglesia se esfuerza por hacer menos dolorosa la ausencia del apoyo familiar de estos jóvenes estudiantes, ayudándolos a integrarse en las ciudades que les reciben, poniéndolos en contacto con familias dispuestas a acogerles y a facilitar el conocimiento recíproco. Como he dicho en otra ocasión, la ayuda a los estudiantes extranjeros es “un importante campo de acción pastoral. Sin lugar a dudas, los jóvenes que por motivos de estudio abandonan el propio País se enfrentan a numerosos problemas, sobre todo al riesgo de una crisis de identidad” (L’Osservatore Romano, 15 de diciembre de 2005).

Queridos hermanos y hermanas, pueda la Jornada Mundial del emigrante y el refugiado convertirse en una ocasión útil para sensibilizar las comunidades eclesiales y la opinión pública acerca de las necesidades y problemas, así como de las potencialidades positivas, de las familias emigrantes. Dirijo de modo especial mi pensamiento a quienes están comprometidos directamente con el vasto fenómeno de la migración, y aquellos que emplean sus energías pastorales al servicio de la movilidad humana. La palabra del apóstol Pablo: “caritas Christi urget nos” (2 Co 5, 14) los anime a donarse, con preferencia, a los hermanos y hermanas más necesitados. Con estos sentimientos, invoco sobre cada uno la divina asistencia, y a todos imparto con cariño una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 18 de octubre de 2006

BENEDICTUS PP. XVI

ACNUR


El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) fue creado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1950, como uno de los múltiples esfuerzos realizados por la comunidad internacional en el siglo XX para brindar protección y asistencia a los refugiados. Esta no fue la primera instancia creada para proteger y asistir a los refugiados, ya en 1921 La Liga de las Naciones –precursora de las Naciones Unidas- había nombrado a Fridtjof Nansen, científico y explorador noruego, para el puesto de Alto Comisionado, pero la destrucción y los grandes contingentes de refugiados causados por la Segunda Guerra Mundial fueron factores determinantes para la creación de varias organizaciones nuevas, entre ellas la Agencia de las Naciones Unidas de Socorro y Reconstrucción, la Organización Internacional de Refugiados y, posteriormente, el ACNUR.El ACNUR recibió un mandato limitado de tres años para ayudar en el reasentamiento de 1.2 millones de refugiados europeos que habían quedado sin hogar debido al conflicto mundial. En la práctica el ACNUR lleva más de 50 años de actividad ininterrumpida porque los conflictos y las crisis de refugiados no han cesado de presentarse en el mundo, lo que ha significado que el mandato se ha extendido cada cinco años. En la actualidad, el ACNUR es una las principales agencias humanitarias en el mundo. Su personal asciende a más de 5.000 funcionarios que asisten a 22.3 millones de personas en más de 120 países. En estos cincuenta años de trabajo, la agencia ha prestado asistencia a por lo menos 50 millones de personas, lo que la ha hecho merecedora del premio Nobel de la Paz en 1954 y en 1981.El ACNUR cuenta con un Comité Ejecutivo (ExCom) conformado por 66 estados miembros que se reúnen anualmente en Ginebra, y que se encarga de aprobar los programas del ACNUR, sus directrices de protección y otras políticas. Además cuenta con un Comité Permanente o “grupo de trabajo” que se reúne varias veces al año. Anualmente, el Alto Comisionado informa los resultados del trabajo del ACNUR a la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través del Consejo Económico y Social.El trabajo del ACNURUn mundo de cambioAyuda de emergenciaDónde ayudamosResolviendo los problemasEvitar los desastresLos sociosLa obtención de fondosUna mano amigaEl trabajo del ACNUREn términos legales se define al refugiado como la persona que "debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda, o a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección del país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él". Como organización humanitaria, apolítica y social, el ACNUR tiene dos objetivos básicos estrechamente relacionados: proteger a los refugiados y buscar soluciones duraderas para que vuelvan a iniciar sus vidas en un ambiente normal.La protección internacional es la piedra angular del trabajo de la organización. En la práctica esto significa garantizar el respeto por los derechos humanos básicos de los refugiados y que ninguna persona sea retornada de manera involuntaria al país donde él o ella tiene un temor fundado de persecución, proceso conocido como devolución (refoulement).El ACNUR promueve acuerdos internacionales para los refugiados y supervisa la aplicación del derecho internacional de los refugiados por parte de los gobiernos. El personal del ACNUR trabaja en diversas zonas que varían desde las ciudades capitales hasta los campamentos más remotos y las zonas fronterizas, en un intento por brindar la protección ya mencionada y minimizar la amenaza de violencia, incluida la agresión sexual, a la cual están expuestos muchos refugiados aún en los países de asilo. La organización busca soluciones a largo plazo o “duraderas” y para ello ayuda a los refugiados a repatriarse a sus países de origen si las condiciones así lo permiten, a integrarse a sus países de asilo o a reasentarse en un tercer país. Regresar a la listaUn mundo de cambioEl primer mandato del ACNUR tuvo una duración y un alcance geográfico limitado: un programa de tres años para ayudar principalmente a los refugiados europeos. En las décadas siguientes el problema de las personas desplazadas se volvió más complejo y tomó una dimensión global. El ACNUR evolucionó conjuntamente con el problema, de ser una agencia especializada relativamente pequeña, se expandió a una organización con oficinas en 120 países, con un presupuesto anual de mil millones de dólares, con capacidad no sólo de brindar protección legal sino también ayuda material en emergencias de gran envergadura, y la habilidad para ayudar a grupos cada vez más diversos de personas desposeídas.El término refugiado es una definición muy específica que abarca sólo a las personas que han huido de su país y solicitado asilo en un segundo país. Sin embargo, existen millones de personas en situaciones de igual gravedad pero que no califican legalmente como refugiados y, por lo tanto, no califican para la ayuda normal o la protección. Sin embargo, la asistencia que el ACNUR les brinda a estos grupos ha ido en aumento. Se estima que, a nivel mundial, existen de 20 a 25 millones de desplazados internos (IDP), nombre con el cual se conoce a las personas que han huido de sus hogares, generalmente a consecuencia de una guerra civil, pero que han permanecido en sus países de origen en lugar de buscar asilo en el extranjero. Por razones humanitarias el ACNUR asiste a 5.4 millones de estos desplazados internos, pero con el nuevo milenio se inició un debate internacional sobre cómo la comunidad internacional podría brindar una asistencia más sostenible y global a este grupo.El ACNUR brinda ayuda a las personas que han recibido protección a nivel de grupo o por razones meramente humanitarias, pero que no han sido reconocidas de manera formal como refugiados, y atiende y monitorea la reintegración de refugiados que han retornado a sus países de origen. Regresar a la listaAyuda de emergenciaLa protección y la asistencia material están interrelacionadas. El ACNUR sólo puede ofrecer protección legal efectiva si las necesidades básicas de una persona pueden ser satisfechas; esto incluye asilo, alimento, agua, saneamiento y atención médica. Por lo tanto, la agencia coordina el abastecimiento y la entrega de estos rubros, y ha diseñado proyectos específicos para las mujeres vulnerables, los niños y los ancianos, quienes comprenden el 80% de la población refugiada ‘normal’. Las tiendas de campaña provisionales del ACNUR, hechas de cobertores de plástico azul, se convirtieron de inmediato en símbolos identificables de las grandes emergencias, las que en la última década han incluido operaciones de ayuda a millones de personas en Kosovo, Timor Oriental, la región de los Grandes Lagos en Africa, los Balcanes y al término de la guerra del Golfo Pérsico. En Centroamérica, y posteriormente en otras partes del mundo, el ACNUR desarrolló el concepto de proyectos de impacto rápido, conocidos como QIP. Estos proyectos, que por lo general son programas de pequeña escala para reconstruir escuelas y clínicas, reparar carreteras, puentes y pozos, fueron diseñados para llenar el vacío entre la asistencia de emergencia brindada a los refugiados y a las personas que retornan a sus hogares y la ayuda proporcionada por otras agencias para fomentar el desarrollo a largo plazo.Regresar a la listaDónde ayudamosCuerno de África: En mayo del 2000, comenzó nuevamente una guerra intermitente entre Etiopía y Eritrea, que generó varios cientos de miles de nuevos desplazados y perjudicó los planes del ACNUR para repatriar a 160.000 refugiados de Eritrea que habían permanecido en Sudán por largo tiempo.África Central: Extensas franjas de tierra en África Central continúan con conflictos serios. A pesar de los esfuerzos de paz puestos en marcha, cientos de miles de personas huyen de la renovada lucha inter-étnica en Burundi. Muchos han huido a Tanzania, que desde antes albergaba a 350.000 refugiados burundeses y 110.000 de la República Democrática del Congo, donde también se libra una lucha generalizada. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas autorizó una fuerza de paz de 5.500 personas para intentar llevar estabilidad a ese país. En Angola, dos millones de personas han sido desarraigadas y la escalada de la guerra civil se intensificó hacia finales de 1999. África Occidental: La guerra civil de Sierra Leona, la cual duró casi una década, fue una de las más atroces de los tiempos modernos. Prácticamente los 4.4 millones de habitantes del país fueron forzados a huir de sus hogares. Decenas de miles de personas fueron asesinadas o heridas, violadas o mutiladas. En julio de 1999 se firmó un acuerdo de paz, las fuerzas de pacificación de las Naciones Unidas llegaron, pero el caos y la lucha continuaron dominando en el país. Guinea, uno de los países más pobres del mundo, dio asilo a casi 500.000 refugiados provenientes principalmente de Sierra Leona y Liberia.Sri Lanka: El ACNUR siguió brindando asistencia a más de 600.000 desplazados internos a causa del conflicto civil actual, después de haber ayudado a más de 100.000 civiles que habían huido a la India en calidad de refugiados durante los años ochenta. Timor: Timor Oriental degeneró en el caos después de las votaciones para independizarse de Indonesia en agosto de 1999. Se desconoce la cifra de personas asesinadas y muchos de los 800.000 habitantes del territorio huyeron o fueron forzados por las milicias radicales a trasladarse a Timor Occidental. Las fuerzas de paz internacionales restauraron el orden, y para mediados del año 2000, el ACNUR y otras agencias humanitarias habían ayudado a más de 160.000 personas a retornar a casa.Palestina: Alrededor de 3.5 millones de personas están registradas en la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA), la organización responsable de los refugiados palestinos. Su futuro continúa siendo uno de los asuntos de mayor complejidad en el Medio Oriente.Afganistán: La lucha armada de 1999 elevó el número de desplazados internos en Afganistán, alcanzando cifras que oscilan entre las 500.000 y 1 millón de personas, además de unos 2.6 millones de refugiados afganos antiguos que viven en Irán y Pakistán. El ACNUR firmó acuerdos con Irán, Pakistán y Afganistán para el retorno voluntario de unos 200.000 de estos refugiados en el 2000. La situación de los refugiados y desplazados internos en Afganistán ha adquirido características de catástrofe en el 2001 con motivo de los éxodos masivos sucitados por el recrudecimiento del conflicto.Colombia: Desde 1985, cerca de dos millones de colombianos han vivido en el exilio en su propio país, tratando de escapar de una guerra que se libra entre las guerrillas marxistas, las fuerzas paramilitares de derecha y los militares que se enfrentan por la tierra, la ideología y las drogas. El programa 2000 del ACNUR busca fortalecer la capacidad del país para atender a la inmensa población de desplazados internos en Colombia.Asilo en Europa: En 1999, los líderes europeos acordaron establecer un Sistema Común de Asilo Europeo, fundamentado en la aplicación total de la Convención de Ginebra sobre los Refugiados. Sin embargo, debido a que grandes cantidades de personas continúan buscando asilo, muchos gobiernos han introducido leyes más severas en un intento por frenar la afluencia de refugiados.Antigua Yugoslavia: En 1999, la crisis de Kosovo fue quizás la emergencia más compleja en la historia del ACNUR, ya que aproximadamente un millón de personas huyeron de la provincia ocupada por los combatientes y retornaron repentinamente a sus hogares en un período de 11 semanas. Cuatro años después de los Acuerdos de Paz de Dayton, la situación en Bosnia y Herzegovina continuó sin solución, habiendo más de 800.000 desplazados internos y unos 300.000 refugiados. Serbia acogió la población de refugiados más grande de Europa, aproximadamente unas 700.000 personas.Norte del Cáucaso: Un estimado de 250.000 personas huyeron de la ofensiva rusa en la república separatista de Chechenia en 1999, y el ACNUR y otras agencias de ayuda les brindaron asistencia en las repúblicas vecinas.Regresar a la listaResolviendo los problemasAl término de la Segunda Guerra Mundial el ACNUR se concentró en el reasentamiento en nuevos países de la mayor parte de los refugiados bajo su mandato. Pero con el dramático aumento del número de desplazados internos en todo el mundo, han cambiado las actitudes de los países receptores de refugiados y de las propias personas desarraigadas. Muchos estados continúan dispuestos a ayudar a la población civil que huye de conflictos como el de Bosnia y Kosovo, pero sólo de manera temporal. Por otra parte la gran mayoría de los refugiados actuales prefieren regresar a sus hogares una vez que la situación se estabiliza.En estas circunstancias, el ACNUR promueve el retorno voluntario mediante la provisión de transporte, incentivos financieros y ayuda práctica, como semillas, equipo agrícola y materiales de construcción. Cuando los proyectos de impacto rápido (QIP) son aprobados, éstos se diseñan para ayudar no sólo a los refugiados que retornan a sus países, sino también a los miembros de las comunidades locales, que en los países en vías de desarrollo son tan pobres y necesitadas como los refugiados que retornan.En los casos en que resulta imposible para los refugiados regresar a sus hogares, el ACNUR los ayuda a integrarse a los países en los cuales primero solicitaron asilo, o a integrarse a uno de los aproximadamente doce países que en forma regular aceptan refugiados para el reasentamiento permanente. Regresar a la listaEvitar los desastresMientras que el ACNUR ha fortalecido su habilidad para enfrentar las principales emergencias, también concentra sus esfuerzos en evitar este tipo de crisis mediante la anticipación y la prevención de los grandes movimientos de población en los focos mundiales de conflicto. Un modo de hacerlo es mediante la implementación del llamado sistema de alerta temprana, con el cual se establece una presencia internacional de monitoreo para enfrentar los problemas antes de que surja el conflicto. El ACNUR, por ejemplo, inició una “distribución preventiva” del personal en cinco repúblicas soviéticas en Asia Central que estaban experimentando serias tensiones internas luego de independizarse.Tales iniciativas humanitarias son beneficiosas, pero en última instancia, son los gobiernos y los organismos políticos internacionales los que deben tomar decisiones políticas para resolver los problemas de asilo y otros desplazamientos humanos. Las iniciativas regionales, tales como la Conferencia Internacional de Refugiados Centroamericanos de 1989 (CIREFCA), la Conferencia Internacional de Refugiados Indochinos de 1989 (CIRI) y, más tarde, la Conferencia de la Comunidad de Estados Independientes (CIS) en Ginebra, fueron pasos importantes en esta dirección. Regresar a la listaLos sociosA medida que las crisis humanitarias se han vuelto más complejas, el ACNUR ha incrementado el número y los tipos de organizaciones con las que trabaja. Entre las agencias de las Naciones Unidas con las que ACNUR trabaja se encuentran el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que suple de alimentos y comodidades básicas a los refugiados, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Oficina para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.Otras organizaciones incluyen al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), la Federación Internacional de la Cruz Roja y las Sociedades de la Media Luna Roja (FICR), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y más de 500 organizaciones no gubernamentales.Entre los socios menos ortodoxos, y a veces más controversiales, se encuentran los cuerpos de paz de las Naciones Unidas en la Antigua Yugoslavia, Kosovo y Timor, fuerzas armadas que brindaron apoyo logístico en Ruanda y Kosovo, y organismos financieros tales como el Banco Mundial con el cual ACNUR ha firmado un acuerdo de cooperación.Regresar a la listaLa obtención de fondosEl ACNUR se financia casi en su totalidad con contribuciones voluntarias, principalmente de los gobiernos, pero también de las organizaciones intergubernamentales, las corporaciones y los individuos. Recibe un limitado subsidio de menos de un 2% de su presupuesto, proveniente del presupuesto regular de las Naciones Unidas para cubrir gastos administrativos, y acepta contribuciones “en especie” de objetos tales como tiendas de campaña, medicinas, camiones y transporte aéreo.Debido a que el número de personas que son sujetos de interés del ACNUR subió a la elevada cifra de 27 millones de personas en 1995, el presupuesto también aumentó de $544 millones en 1990, a más de mil millones de dólares en la mayor parte de la década de los noventa. Hasta hace poco, el presupuesto estaba dividido en dos partes: programas generales para apoyar operaciones básicas en marcha, tales como protección y asistencia a los refugiados, y programas especiales para atender emergencias, repatriaciones voluntarias y programas para personas que no califican como refugiados. Desde el primero de enero de 2000, los programas se encuentran consolidados en un presupuesto unificado, llamado Presupuesto Anual de Programas, el cual facilita un panorama más transparente e integral de la totalidad del trabajo de la organización y de las necesidades financieras existentes.Regresar a la listaUna mano amigaTodos los países del mundo se han visto afectados por una crisis de refugiados. Sólo en el último siglo los estados involucrados directamente en guerras produjeron millones de personas desarraigadas. Otros países, que no han sufrido situaciones de caos, brindaron ayuda y asilo a los desplazados. Algunas veces, los papeles se han invertido. Europa produjo millones de refugiados como consecuencia de las dos guerras mundiales, pero luego se convirtió en el faro de esperanza para miles de personas enfrentadas a la necesidad de huir de sus paises.En muchos casos, el vecino de hoy es el refugiado de mañana. A menudo, ellos han perdido sus hogares, sus trabajos, su comunidad y la familia. No son una amenaza, pero sí requieren de ayuda temporal hasta que puedan reorganizar sus vidas. La gran mayoría de las personas refugiadas desea retornar a sus propios hogares una vez que la situación se normaliza. Pero, si por alguna razón un refugiado se queda en el país que lo acogió, con frecuencia se convierte en una persona muy útil para la comunidad. Si revisamos quién es quién en el mundo de los negocios, el arte y la política, descubriremos que entre los líderes del presente se encuentran muchos ex-refugiados. A medida que el mundo se empequeñece debido al avance de las comunicaciones y el transporte, las crisis de los refugiados se han “acercado” a países no afectados por los conflictos, lo que ha motivado a algunos gobiernos a reaccionar con alarma ante esta situación. Este ambiente de recelo fomenta la divulgación de mucha información errónea. Si quiere hacer la diferencia, llame a su agencia de voluntarios más cercana o a la oficina del ACNUR para obtener más información.-